Cuando damos los primeros pasos en el desarrollo de un corazón compasivo, debemos desarrollar la empatía o la cercanía a los demás. Debemos también reconocer la gravedad de su sufrimiento. Cuanto mas cerca estamos de una persona, mas sentimos su sufrimiento y mas insoportable se hace verlos sufrir.
La cercanía a la que me refiero no es una cercanía física o emocional. Es un sentido de responsabilidad, de preocupación por la otra persona. Para poder desarrollar esa cercanía debemos primero reflexionar sobre las virtudes que tiene el desear el bienestar de los demás. Veremos como este deseo nos trae felicidad interior y paz mental. Debemos reconocer como los otros aprecian debido a la actitud que generamos hacia ellos. Debemos contemplar los problemas que la actitud opuesta, el ser egoístas nos trae debido a ser la causa de que actuemos de maneras no virtuosas que causan daño.
También es importante que reflexionemos en la bondad de otros. Esta realización es el fruto del cultivo de la empatía. Debemos reconocer que nuestra buena fortuna es realmente dependiente de la cooperación y la contribución de los demás. Cada aspecto de nuestro bienestar en el momento presente es debido al trabajo arduo de los demás.
Cuando miramos los edificios en los que vivimos y trabajamos, en los caminos que transitamos, la ropa que usamos, la comida que comemos, debemos darnos cuenta que todo nos es dado por otros. Ninguna de esas cosas existiría para nuestro uso y gozo sino fuera por la bondad de tantas personas que nos son desconocidas. Cuando contemplamos este hecho, el aprecio por los demás se acrecienta al igual que nuestra empatía y cercanía a ellos.
Debemos trabajar para reconocer nuestra dependencia de aquellos que son el objeto de nuestra compasión. Este reconocimiento los trae aun mas cerca a nuestro corazón. El ver a los demás a través de ojos menos egoístas requiere que tengamos una atención balanceada (lo cual se da a través de la practica de la meditación shamatha). Debemos entrenarnos para darnos cuenta del enorme impacto que los demás tienen sobre nuestro bienestar. Cuando podemos resistirnos de caer en una visión egocéntrica del mundo, podemos reemplazarla con una visión que toma en cuenta a cada ser vivo.
No debemos esperar que nuestra visión de los demás cambie de manera espontánea requiere del trabajo continuo de nuestra parte.
Su Santidad el Dalai Lama, (2001). An Open Heart. Practicing Compassion in Everyday Life.