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Saboreando la vida

SABOREANDO LA VIDA: COMER CON CONSCIENCIA, VIVIR CON CONSCIENCIA

POR THICH NHAT HANH


En casa, resérvate el tiempo para la comida. Apaga el televisor, aparta los diarios, revistas, mails y trabajo. Si vas a comer con otros, trabajen juntos para ayudar a preparar la comida. Cada uno puede ayudar lavando la verdura, cocinando o poniendo la mesa. Cuando toda la comida esté sobre la mesa, siéntate y practica la respiración

consciente un par de veces para juntar tu cuerpo con tu mente, y para que todos se recuperen de un duro día de trabajo. Estén completamente presentes para cada uno y para la comida delante de ustedes.

Luego de un par de respiraciones conscientes, mírense unos a otros con una mirada suave y reconozcan la presencia de cada uno. Si estás comiendo solo, no te olvides de sonreir te. Respirar y sonreír son tan fáciles de hacer y sin embargo sus efectos son tan poderosos ayudándonos a nosotros y a los demás a sentirnos cómodos. Cuando miras la comida en un momento así de paz, la comida se vuelve real y revela nuestra conexión con ella y con todo lo demás. El alcance con el que vemos nuestra interrelación con la comida depende de la profundidad de nuestra práctica de mindfulness. Puede que no siempre seamos capaces de ver y saborear todo el universo cada vez que comemos, pero podemos hacer todo lo mejor para comer con la atención más plena posible.

Cuando miramos nuestra comida sobre la mesa, ayuda nombrar cada plato: “sopa de arvejas”, “ensalada” y demás. Llamar las cosas por su nombre nos ayuda a tocarlas profundamente y a ver su real naturaleza. Además, mindfulness nos revela la presencia o ausencia de toxinas en cada plato de manera de que podamos dejar de comer algo que no es bueno para nosotros. Los niños disfrutan nombrando y reconociendo comidas cuando se las mostramos.

Poder estar con nuestra familia o amigos para disfrutar de la comida es precioso. Mucha gente tiene hambre y no tiene familia. Cuando comemos con mindfulness, generamos compasión en nuestro corazón hacia ellos. Con compasión y entendimiento podemos fortalecer nuestro compromiso para ayudar a alimentar a la gente hambrienta y solitaria alrededor nuestro. Comer con mindfulness es una buena educación. Si practicas de esta manera durante un tiempo, verás que comerás con más cuidado y que tu práctica de comer con mindfulness será un ejemplo para los demás. Es un arte comer de manera tal que traiga mindfulness a tu vida.

LAS 7 PRÁCTICAS DEL COMENSAL CON CONSCIENCIA

Una manera de incorporar la consciencia a tus comidas es simplemente usar la respiración. Antes de comer haz la práctica de la pausa. Inhala y exhala un par de veces para que puedas ser uno con la comida que estás por ingerir. El comer con consciencia requiere de un entrenamiento con dedicación y hay siete prácticas que puedes desarrollar que te ayudarán a alimentarte con consciencia para una buena salud.

Honra el alimento. Comienza la comida con las cinco contemplaciones, o con cualquier plegaria o bendición tradicional que prefieras usar para expresar tu gratitud

Las cinco contemplaciones son:

Esta comida es el regalo de todo el universo: la tierra, el cielo, los numerosos seres vivientes y de mucho esfuerzo duro y amoroso.

Que podamos comer con mindfulness y  gratitud para ser dignos de esta comida.

Que podamos reconocer y transformar nuestras formaciones mentales dañinas, especialmente nuestra gula y que podamos aprender a comer con moderación.

Que podamos mantener viva nuestra compasión mientras comemos de manera tal que reduzcamos el sufrimiento de los seres vivos, preservemos nuestro planeta y revirtamos el proceso del calentamiento global.

Aceptamos esta comida para que podamos promover nuestra hermandad, fortalecer nuestra comunidad y alimentar nuestro ideal de servir a todos los seres vivientes.

Si estás comiendo con otros dirige las conversaciones hacia la comida: reconoce al campesino local que cultivó tus lechugas y tomates, agradece a la persona que preparó la ensalada; o habla sobre tópicos que ayuden a nutrir tu gratitud y conexión con la comida y con los demás comensales. Abstente de debatir sobre trabajo o sobre las últimas atrocidades en las noticias. Abstente de discutir. Esto te ayudará a asegurarte de que sólo estás masticando tu comida y no tus frustraciones. En Vietnam es una costumbre nunca reprender a nadie mientras come para no perturbar su alimentación y su digestión.  Podemos aprender de esta sabiduría con sentido común. Comiendo de esta manera, tenemos la oportunidad de sentarnos junto a las personas que queremos y de saborear una comida preciosa, algo muchas veces escaso para tanta gente en el mundo.

En todos los centros de práctica de Plum Village, hacemos nuestras comidas en silencio durante los primeros 20 minutos para poder sumergirnos completamente en la experiencia del comer. Te alentamos a que experimentes con una comida en silencio en tu casa- simplemente quizá con una taza de té en silencio. Pero no tienes que hacer todas la comidas en silencio para convertirte en un comensal con mayor consciencia. Puedes empezar simplemente desenchufándote de las distracciones diarias durante las comidas: apaga el televisor, la laptop, el celular, de manera que no haya ni mirar, ni surfear, ni textear.

  2. Compromete los seis sentidos. Mientras sirves y comes tu comida, advierte los sonidos, colores, olores y texturas así como la respuesta de tu mente a ellos, no sólo el sabor. Cuando pongas el primer bocado de comida en tu boca, detente brevemente antes de empezar a masticar y advierte su sabor como si fuera la primera vez que lo sientes. Al mejorar la práctica de comprometer todos tus sentidos, notarás que estos cambian, incrementando el placer de lo que alguna vez percibiste como esa “aburrida” comida saludable.

  3. Sirve porciones modestas. La moderación es un componente esencial del comer con consciencia. El hacer el esfuerzo consciente de elegir porciones más chicas no sólo te ayuda a evitar que comas en exceso y que engordes, sino que también cuida el presupuesto en comida de tu hogar y los recursos del planeta. Usar un plato chico, no mayor a los 22 cm de diámetro, y llenarlo una sola vez puede ayudarte a comer más moderado.

  4. Saborea pequeños bocados y mastica cuidadosamente. Elegir conscientemente bocados más pequeños y masticarlos bien puede ayudarte a ralentizar tu comida y también te permitirá experimentar más plenamente el sabor de los alimentos. También te ayudará a mejorar la digestión dado que el proceso de descomponer los nutrientes comienza con las enzimas en la boca. Mastica cada bocado hasta que la comida se licue en tu boca, esto puede ser 20 o 40 veces, dependiendo de lo que estás comiendo. Masticar bien permite que tu lengua y tu paladar saboreen mejor la comida. Una vez que hayas tragado este bocado, podrás seguir sintiendo el sabor maravilloso que esta comida te ofrece.

  5. Come lento y evita el comer en exceso. Comer despacio puede ayudarte a advertir cuando te sientas agradablemente satisfecho y así puedes detenerte antes de comer demasiado. Hay una diferencia entre sentir que has tenido suficiente de comer y sentir como si hubieses comido todo lo posible. Los comensales con mindfulness practican lo primero de manera que no están sobrecargando sus cuerpos- o sobrecargando los recursos del planeta- consumiendo más comida de la necesaria. En la medicina china, se recomienda comer sólo hasta que estés 80% lleno y nunca “llenar tu estómago al tope”, pues esto debilita el poder digestivo del estómago e intestinos, estresándolos demasiado, a largo plazo. Hay una investigación científica en curso sobre los efectos de la restricción calórica en la longevidad, sin embargo los resultados en humanos están lejos de ser concluyentes. Claro que evitar comer en exceso es la mitad del secreto para controlar el peso.

Una manera de ralentizar, es apoyar conscientemente los cubiertos entre bocados. Toma consciencia de tu cuerpo mientras comes. Cuando comemos con mindfulness, estamos relajados y calmos. No tenemos prisa para ir a atender otras tareas, no hay apuro. Sólo está el momento presente. Para ayudarte a practicar esto, asegúrate de planificar un tiempo suficiente para tu comida. Si tu tiempo de comida es corto- por ejemplo, durante la pausa de almuerzo del trabajo- planifica una comida más chica antes que meterte una gran cantidad de alimentos a las apuradas.

  6. No saltees comidas. Saltear comidas puede dificultar el tomar decisiones conscientes. Cuando nos consume el hambre, las fuertes fuerzas de la energía de la costumbre, pueden llevarnos a agarrar cualquier alimento que tengamos a mano- sea este de una máquina expendedora o de un restaurante de comida rápida- y estos alimentos pueden no promover nuestros objetivos de comer sano. El así llamado picoteo- yendo de un alimento al otro, unos pocos bocados de esto, otros pocos de aquello, sin sentarnos nunca para tener una comida regular- también puede trabajar contra nuestros objetivos de salud y de peso, dado que puedes consumir más cantidad de comida de la que piensas sin jamás sentirte realmente satisfecho. Date entonces la oportunidad de hacer elecciones conscientes a lo largo del día; planifica comidas regulares y, si te ayuda, haz meriendas saludables entre las comidas. También es bueno respetar un horario de comidas todos los días, para que tu cuerpo se acostumbre a un ritmo consistente. Date además suficiente tiempo para saborear plenamente tu alimento para ser consciente de todas las delicias sensoriales que tu comida tiene para ofrecer.

7. Come una dieta basada mayormente en plantas, para tu salud y la del planeta. Cuando los comensales conscientes miran profundamente los alimentos que están por comer, ven mucho más allá del borde de sus platos. Ellos ven el alto precio que el comer cierto tipo de alimento animal puede causarle a sus cuerpos- el mayor riesgo de cáncer de colon de las carnes rojas y las procesadas, por ejemplo, o el mayor riesgo de enfermedades cardíacas por las grasas saturadas que se encuentran en la carne y los lácteos. También ven el impacto igualmente peligroso y destructivo que la producción de carne y lácteos tiene sobre el medioambiente. Investigadores de la Universidad de Chicago estiman que, al sumar todo, el americano promedio podría hacer mucho más para reducir el calentamiento global comiendo más vegetales que cambiando de un Camry a un Prius. Solamente por cambiar de carnes rojas y lácteos a aves o huevos una vez por semana podría tener un impacto medible sobre el calentamiento global- y un mayor impacto al medioambiente, que eligiendo alimentos de fuentes locales.

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