Queridos amigos/as y compañeros en el viaje de la vida,
Tardé en escribir ya que estaba de retiro cuando me enteré que el virus había tomado mucha fuerza. Salí antes y llegué justo a casa antes de que dieran cuarentena. Un retiro sigue a otro, esa es mi sensación. Ahora que hay silencio en mi barrio, ahora que se escuchan mas los pájaros y otros animales que habitan mi jardín, y se percibe quietud, ahora siento por primera vez que somos muchos los que estamos de retiro. Un gran retiro, al menos del movimiento externo.
En estos días les compartiré en partes lo que me surge:
1. Este virus nos trae mucho mas que peligro de vida, nos trae el inmenso desafío de dejar de buscar afuera lo que tenemos dentro. El virus tiene el potencial de contribuir a reconocer la fuerza que vive en nuestro interior y a darnos cuenta que somos amados y no estamos solos.
La oportunidad que tenemos ahora puede llevarnos a la realización de nuestro tesoro interno, para que seamos, más que nunca, una luz que irradia en todas las direcciones en el mundo. Esta luz es de todos, esta en todos, es el eje de nuestro ser. El amor y la compasión que todo lo permea, todo lo abarca. Este es nuestro refugio supremo.
Esta luz nos guía, y si desarrollamos los ojos para ver y los oídos para escuchar es más poderosa que si permanecemos dormidos, ciegos y sordos.
Nos guía en esta vida y nos guía a través del portal de la muerte y más allá.
Es más cercana a nosotros mismos que nosotros mismos, es la luz de la conciencia (the light of awareness, la luz de Cristo) que Es en cada uno de nosotros.
Este virus es un llamado al despertar interior.
Despertar del miedo.
Despertar del sueño en el que creemos que estamos separados.
Escuchemos el llamado.
carolaterreni.com
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